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Pérdida de las autonomías alimentarias.
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El acceso económico a los alimentos se deteriora aún más.
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Peligra la ayuda alimentaria.
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Aumenta la expoliación de los recursos naturales.
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Fomenta los monocultivos.
Resulta paradógico que en un país, en donde la malnutrición es una de las principales causas de muerte, se utilice la producción agrícola para alimentar los depósitos de los coches.
Según Jacques Diouf, director de la FAO (La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), el destinar alimentos para producir combustibles es el causante del 45% del aumento de precios. La directora del Programa Mundial de Alimentos, dice que “lo que vemos en Haití a causa de las tensiones sociales por el encarecimiento de los alimentos, es lo que estamos viendo en muchas de nuestras actividades alrededor del mundo. El aumento de los precios significa menos alimentos y más hambre”. Puedes consultar aquí un artículo muy interesante en relación a todo esto titulado “Haití ¿primera revuelta contra los agrocombustibles?”.
El grupo Carburant de Haití dispone de una fábrica en el país que produce más de 400.000 galones de Biodiesel al año con destino la Volkswagen de Brasil y su idea es aumentar considerablemente la producción, bajo la excusa de la generación de riqueza para el país.
El presidente de Haití, René Preval ha anunciado un paquete de medidas para hacer frente a la crisis, consistente en un programa de subsidios que alcanzará de inmediato a los huevos y el arroz y se extenderá paulatinamente a la leche y otros productos alimenticios.
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