Políticos, intelectuales y comunicadores haitianos enviaron una carta pública al presidente dominicano Leonel Fernández en la que manifiestan su preocupación por la seguridad de sus conciudadanos en el país, tras ‘el tratamiento inaceptable sufrido por haitianos en la República Dominicana y la campaña de odio a través de los medios de comunicación, la cual es orquestada por algunos sectores y figuras públicas que se presentan como aliados suyos (de Fernández)’.
Solicitan al mandatario una reacción que puede preservar la tranquilidad de sus coterráneos y las relaciones armoniosas entre las dos naciones.
Se basa en ‘el contexto alarmante que está surgiendo’, por la amenaza que pesa sobre todos los haitianos en suelo dominicano y aquellos que visitan temporalmente al territorio. Alegan que la agitada historia de los dos países y los sangrientos acontecimientos que la han marcado, legitiman las preocupaciones y los obligan a estar atentos ante señales que parecen anunciar eventos de mayor magnitud.
Sugieren reactivar junto a Haití los mecanismos binacionales de cooperación y recuerdan que la mano de obra haitiana contribuye significativamente a la economía dominicana. La carta es firmada por el ex primer ministro haitiano Rosny Smarth, el cineasta Arnold Antonin, el ex embajador Guy Alexandre, el director de Radio Kiskeya, Marvel Dandin, entre otros.
En uno de los post anteriores ya hemos hablado de las tensas relaciones entre la República Dominicana y Haití, pero la historia viene ya de lejos. Así en este mes de octubre se celebra el 70 aniversario de la matanza de 1937 con la sensación de que han cambiado las formas pero no tanto el fondo. Así lo reflejan algunos de los artículos publicados.
Los acontecimientos se precipitaron cuando el dictador de República Dominicana, Rafael Leonidas Trujillo, mandó exterminar a todos los haitianos que hubiese en el país con la intención de “blanquear la raza”. Entre 12.000 y 25.000 haitianos fueron asesinados en tan solo unos meses. Los artífices de tal barbarie eran en su mayoría militares y como anécdota macabra se mandaba pronunciar la palabra “perejil” a aquellas personas cuyo color de la piel podía hacer dudar de si eran Dominicanos o Haitianos.
Debido a la raíz francesa del idioma Creol, los Haitianos pronunciabna mal dicha palabra y eran automáticamente asesinados.
La presión internacional hizo que se detuviera la matanza y se llegara a un acuerdo con el gobierno Haitiano para indenmizarle con 750.000 dólares por lo ocurrido (si se hacen cuentas sale que por cada hombre matado se indenmízó con 30 euros!!). Se puede leer más de esta historia pinchando aquí.
70 años después las heridas no han cicatrizado del todo e incluso desde la república Dominicana se le resta valor a este acontecimiento. Un obispo Dominicano ha pedido perdón al pueblo Haitiano en nombre de todos los Dominicanos por la matanza del 37 y han sido numerosas las voces que le han criticado por dicho gesto. Las polémicas relaciones entre los dos países siguen presentes.
De todos es conocido que las relaciones de República Dominicana con Haití han sido desde hace muchísimos años cuanto menos tensas. La población de Haití que cruza la frontera para trabajar en República Dominicana sobre todo en el corte de caña y en la construcción es muy numerosa. Sin embargo existe una gran discriminación al haitiano en el país vecino, e incluso las propias autoridades cometen grandes abusos (desde racismo institucional hasta deportaciones masivas) con dicha población.
Existen diversas organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos humanos de los haitianos que viven en dominicana, sobre todo en las zonas fronterizas. Un ejemplo claro es el Servicio Jesuita de Refugiados que cuenta en la zona norte del país (Dajabón) con un proyecto muy fuerte que lucha contra el racismo y por el cumplimiento de los derechos humanos. Puedes ver su página web pinchando aquí.
Nosotros, en nuestros viajes, hemos sido testigos de situaciones de discriminación y hemos podido oir historias de primera mano en donde se han cometido abusos terribles. La inmigración se da en todos los países y se seguirá dando hasta que se no se redistribuya la riqueza del mundo de otra forma. De la capacidad de las personas de acoger a los que vienen de fuera dependerá en gran medida el futuro de la sociedad. En el caso de Haití y República Dominicana es aún más evidente al compartir isla y al comprobar los beneficios que para la economía de República Dominicana tiene el trabajo de los haitianos y las ganancias que tiene haití con las remesas mandadas desde República Dominicana.
En el siguiente video se puede ver la entrada a Haití desde la frontera con República Dominicana en la ruta más usada para unir las dos capitales. La ruta de Jimaní.
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